¡Que semana hemos tenido! Jugó el Barça, el Real, Boca-River y ascendió talleres al torneo Nacional B después de militar cuatro años en la tercera categoría del fútbol argentino. Ah, no me olvido que jugó NOB de Rosario y dejó una perlita que apoya la afirmación de mi título.
El fútbol genera pasiones y la pasión genera violencia o la violencia genera la pasión que a su vez genera fútbol. Esperamos toda la semana por ese pitido inicial para que no saqué de nuestra vida, para pasar 90 minutos en un mundo irreal, en donde creemos que gritarle al televisor nos va a hacer mejores o peores.
90 minutos que nos dedicamos a hablar sin saber de todos los temas posibles y no sólo que no sabemos, sino que no reconocemos nuestras limitaciones en las distintas temáticas y teorizamos al respecto, nos cerramos y no queremos escuchar al otro, pretendemos llegar a un acuerdo sobre lo que sucedió gritando más fuerte o insultando al otro, sin siquiera abrir el oído (si he dicho bien).
90 minutos dónde negamos la violencia de los nuestros hacia los otros, donde festejamos los cruces de palabras, los intentos de golpizas, los insultos y pedimos por más violencia. Dejamos de lado toda nuestras creencias alrededor de la paz y el diálogo y pedimos por golpes, no nos importa ver sangre, mientras que sea de aquellos que visten la casaca distinta a la nuestra. Y con tal de que esto pase hasta defendemos a los peores criminales.
90 minutos en donde hay personas que son las encargadas de impartir justicia y mantener la paz social, pero en vez de esto, son tipos que no están preparados, rodeados de sospechas de corrupción que son parciales y no imparciales y en lugar de ordenar las cosas las desordenan, con su accionar apañan que los testigos de tamaña injusticia se enfurezcan y se vuelvan aun más violentos, sin medir las consecuencias de sus acciones.
Perdonen, acabo de llegar a este punto y me doy cuenta de que tenía que hablar de fútbol y termine hablando de la vida diaria.Ojalá esto pasaría sólo en 90 minutos en un periodo de 20.160 minutos que tiene una semana, pero sucede a cada segundo y cada vez se va complejizando. En la cancha sólo se ve un reflejo de todo esto.
Defendemos a los barras (cantando sus canciones o apoyando cuando se suben al alambrado) al igual que a los políticos corruptos.
No nos interesa si golpearon a un periodista que es del otro bando (eso sí, no toquen a ninguno de los míos).
Hablamos de política sin saber, sin leer, sin interiorizarnos al igual que hablamos de tácticas o medicina deportiva.
Algunos jueces no se preparan para sus funciones, resuelven en bases a caprichos personales, se lavan las manos y generan violencia en la sociedad. Al igual que lo hacen los mal preparados árbitros cuando no cobran un penal o no expulsan a un jugador que demuestra un claro desprecio por la humanidad ajena.
No todos los partidos son iguales (debo reconocer que lo de Talleres esta vuelta fue una fiesta), pero hablo de lo común, de lo que las estadísticas nos muestran.
Necesitamos cambiar. Eso empieza por uno. También políticAs y políticOs serios, basta de discursos violentos, basta de festejar todas estas atrocidades, fuera y dentro de la cancha. La violencia no debe generar pasión y la pasión no debe generar violencia.
Las políticas se hacen tanto de arriba para abajo como de abajo para arriba, reflexionemos en torno a esto.
Pd: no me olvido que el fútbol y la vida tiene un poco de esto, pero necesita más de esto y menos de lo otro