jueves, 2 de mayo de 2013

Crónica Nro. 1


Crónica Ibérica Nro 1.
Aquí nos encontramos viajando otra vez. Hoy, casi a tres años del último gran viaje me encuentro otra vez perdiéndome en algún destino, esta vez en Madrid. A modo de introducción para los que no saben, les cuento que  integro un grupo de 6 personas que fueron seleccionadas por la Universidad Nacional de Córdoba para continuar por un semestre los estudios de grado en la Universidad Autónoma de Madrid.
Matías fue mi compañero de aventuras en la última crónica, esta vez se llaman: Agustina, Pilar, Milagros, María y Priscila. Sí, el lector observará que son todas mujeres y yo, me creerán afortunado y sin temor diré que sí.
Dejando los preámbulos atrás, paso a contar como fueron estos primeros tiempos de viaje. Todo empezó el jueves 10, en el aeropuerto de la Ciudad de Córdoba, todos llegamos allí acompañados de algún familiar o de toda la familia. Llegamos con una mezcla de cara de miedo, intriga y felicidad, una mezcla de sensaciones que era difícil de explicar. La despedida fue rápida, no era un adiós ni un hasta luego, sino que fue un “Suerte, a descoserla” (si se entiende la analogía futbolera)
Con una escala en Ezeiza llegamos a Madrid el viernes 11 a las 15.30. Luego de haber sido aceptados por la oficina de migraciones, nos esperaban en la salida Raul (un amigo de una de mis compañeras) y Pablo (un amigo de mi familia de 86 años, que ya adoptamos como el abuelo madrileño). Nos llevaron a nuestro alojamiento provisorio, un hostel a unas cuadras de la famosa Puerta del Sol.
Esa misma noche, el abuelo (ver párrafo anterior) nos llevo a la Plaza Mayor y luego nos hizo hacer la primera actividad madrileña: “El Museo del Jamón”, una de las cadenas más típicas del lugar, todavía estoy chupándome los dedos. Nota al margen, si vienen a Madrid, no se olviden de comer un buen “San Jacobo”, me lo van a agradecer.
El día 2 empezó con un claro objetivo: ENCONTRAR DEPARTAMENTO (o piso como le llaman en España), para eso era necesario contratar una compañía de celular (o móvil como le dicen acá) y sacar el pase de transporte, dos elementos que se convirtieron en nuestros aliados en esta búsqueda.
Búsqueda que por un momento se quedo con mi voz, estando durante dos días afónicos, esa combinación de bronca cuando no salen las cosas, de cansancio de estar en un hostel y de que las clases estaban próximas a empezar (y un poquitín de extrañitis). A esto se le agregó que el martes, junto a Román, un argentino que conocí en el hostel, nos fuimos a ver el duelo futbolístico entre  Real Madrid- Valencia, donde el frío y las ganas de cantar se llevaron lo poco que quedaba de mi.
Pero nada de lo anterior fue en vano, el día jueves firmamos contrato en un hermoso departamento en el barrio de Salamanca (agradecimiento a Gonzalo y Marcelo por sus consejos), que tiene algunos tintes de recoleta. Mis compañeras de piso son Agustina y Pilar, con las cuales tenemos muy buena relación, por estos momentos estamos haciendo de este lugar nuestro hogar. Incluso ya hemos designado un nombre de familia: Brusherlit (combinación de nuestros apellidos).
Más allá de lo tonto que parezca, al estar a tantos kilómetros del calor veraniego, las tardes familiares  y las noches de amigos, estar acompañado  hace que la distancia no sea tanta y que Madrid pueda convertirse poco a poco en mi casa también.
Lo otro relevante de la semana fue la presentación nuestra en la universidad, el escuchar por parte de la Vicerrectora las palabras “Vosotros sois estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid”. Se me puso la piel de gallina en ese momento. Tuvimos oportunidad de conocer nuestros compañeros de beca, provenientes de toda Latinoamérica.
Lo académico arrancó  en enero, nunca más raro me sentí  al poner en la hoja la fecha (21 de enero), nunca curse en un día tan cercano al año nuevo y si me preguntan, tampoco es lo que más me gusta, pero es una experiencia más por vivir. El 2012 fue un año pesado. No importa, se superó y hoy el desafío es hacer lo mejor en este 2013, representar de la mejor manera a la UNC, quien en definitiva quien confió en mí.
Alguien me pregunto qué me parecía España, que impresión tenía. Tratare de contestarlo en dos párrafos: España es hermoso, imperdible y disfrutable por donde se le parezca. Es un país que permite a uno hacer la experiencia que sea, se puede visitar una, dos o tres ciudades. Pero España se conoce hablando con la gente, tienen su particularidad, su “no se que”, ver un partido de fútbol en algún bar perdido, hablar de política, de música o tradiciones. España tiene paisajes, tiene mar, río, montaña e historia, pero su capital más grande es su gente. Posiblemente escuchará un tema recurrente por estos días: “la crisis” esa especie de persona ya, que aqueja a los españoles y que llena las noticias de todos lados. La cosa está dura, eviten compararla con Argentina, son dos realidades distintas y dos crisis muy diferentes. La puerta del Sol se tiñe todos los días de protestas, de su más variado tipo y color. Esto es un buen signo de democracia, los estudiantes en la calle, los médicos y enfermeras en la calles, los abuelos en las calles. Todos de a poco van entendiendo que la democracia no es votar solamente, es participar y hacerse escuchar cuantas veces quieran hacerlo. Esa es la España de hoy.
Aprovecho este espacio para agradecer a todos aquellos que fueron parte de este trayecto, a quienes dieron un aliento en aquellos momentos que las cosas no salían, que las chances se negaban o pasaban muy cerca. Realmente busqué durante mucho tiempo una oportunidad así y ésta en especial, a veces me embolaba cuando trataba de orientar mi perfil y rebotaba igual, pero fueron ustedes quienes me pedían paciencia y temperamento para saber aceptar que todo llega. Saben qué? Tenían razón, llego y hoy que estoy empezando a vivir esto, más que nunca les digo gracias. Espero que las crónicas les permitan estar un poco más cerca de mí en estos meses y yo poder sentir que no nos separa un océano.
Saludos,
Juan Miguel

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